Cuando depositamos el amor en alguien, es condición humana considerar que esa persona es parte inherente de nosotros. Tener esa expectativa sobre los que amamos no es lo mismo que creerlo, las personas no son cosas ni objetos, por tanto, no las poseemos. Cuando nos dejamos llevar por la fantasía de creer que los portadores de nuestro amor nos deben algo, es cuando entramos voluntariamente a una cárcel de suplicios y confusiones, que en lugar de
acercarnos a los demás y fortalecer los vínculos, nos alejan de los seres más queridos.
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