Me comprometí con algo que no quería, con algo que no me llena, todo porque no me gusta quedar mal con nadie, me cuesta mucho decir no, y ver esas miradas de reprobación que me lanzan las personas que amo, al no acceder a sus peticiones.
Este es un trozo de mi vida, de mi diario vivir, el querer complacer a los que amo, el querer quedar bien con los que aprecio, el no fallar a todo aquél que sea significativo en mi vida y tenga estas altas expectativas en mi. Este es un trozo de mi vida que yo no he vivido por complacer a todos, menos a mi misma, por querer quedar bien con todos, menos conmigo misma, por querer lucirme con todos y no darme a la tarea de descubrir quién soy yo.
No pretendo decir que no quedemos bien con los que amamos, eso sería obsoleto, no vivimos solos, vivimos en sociedad, necesitamos compartir e interactuar con las demás personas porque es parte de nuestra esencia humana. En donde veo el problema es en los extremos, ni complacer a todos, olvidándome de mi misma, ni complacerme totalmente, olvidándome de los demás. De lo que estoy segura, es que no puedo vivir una vida dedicada solo a una persona, ya sea que esa persona sea yo misma, mi pareja, mis hijos, mis amigos o incluso mis padres. Todos necesitamos espacios, tiempos y vivencias diversas, y podemos decidir regalar esos aspectos a los demás, podemos decidir regalarnos esos aspectos a nosotros mismos, pero no podemos quedarnos varados en una sola forma de realizar las cosas.
Vernos, conocernos, comprendernos y aceptarnos, definitivamente es una buena inversión, ya que para dar, para recibir y para marcar limites y equilibrios debemos estar conscientes de quiénes somos, de qué somos o no somos capaces de brindar a los demás y a nosotros mismos.
La lucha tal vez, no es en contra de los demás, no es en contra de nosotros mismos, tal vez hay que enfocar la lucha en contra del acomodamiento, en contra del conformismo, en contra del desgano, en contra de no trabajar en nosotros mismos como seres humanos y los equilibrios que es la tarea de la vida que nos compete. Tal vez, si me conformo, tal vez si me acomodo, lo mejor no será quejarme por todo lo que no decidí vivir, porque no hacer nada al respecto, al final de cuentas, consiste en una decisión.
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