LOS JUEGOS DE LA VIDA
Lo único que puedo tomar de la vida, es lo que siento, no es posible hacer nada más al respecto de lo que nos toca vivir.
Comprender que los mundos de los demás y el propio son distintos, que en algunos rubros podemos coincidir, pero la realidad se impone, porque no podemos mudarnos del propio mundo para habitar el mundo de los demás, eso es simplemente imposible. Y sin embargo, en la coincidencia de dos personas, en la similitud de dos almas, esos espacios se abren, se inundan, se establecen puentes interesantes de comunicación, de vinculación, como si por un mágico instante dos mundos distintos se fusionaran y giraran al ritmo de uno solo. Da la impresión, por breves momentos, que dos mundos se acompasan cual si se integraran, solo para generar esa armonía que hace que ocurran cosas inexplicables.
Pero los momentos no son eternos, no son permanentes, son pequeños espacios de tiempo sujetos a los cambios naturales que rigen a el universo, y esa conexión por más mágica que parezca no puede perdurar, es necesario reconocer cuando se termina y se empieza a transformar. Y cada uno de nosotros regresa a su propio mundo, distinto, impactado, impregnado, en un estado de reconstrucción de vida y mundo, que es necesario aprovechar. Son esas breves vivencias las que nutren el corazón, la vida, la mente, y tiñen de colores la soledad en que cada ser humano de forma natural se encuentra.
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