CONÓCETE A TI MISMO
Cuando yo sé quien soy, lo que los demás opinen de mi no me afecta, mis acciones me respaldan todo el tiempo. Es de comprender que cada persona tiene derecho a tener su opinión sobre lo que cree, sobre lo que ve y sobre lo que percibe, pero lo que los demás y yo misma, podemos creer o pensar no es una verdad absoluta, de nada, ni de nadie. En muchas oportunidades nos casamos con las certezas de las creencias, del conocimiento, de lo que en algún momento consideramos es como lo imaginamos y a veces contagiamos a los demás con esas convicciones.
Nada en esta vida es tan cierto que tú seas poseedor de la verdad absoluta, nos vamos acercando a la verdad poco a poco, no por no tenerla frente a nosotros sino porque su comprensión no es un camino directo. Nadie puede comprender más allá de su propio conocimiento, hay verdades que no podemos procesar inmediatamente. Un ejemplo claro podría ser en la niñez, tenemos que percibir las realidades de la vida vestidas de fantasía (Santa Claus, El ratón de los dientes, etc), ya que nuestro pensamiento no está maduro para comprender las verdades como son, incluso las experiencias en la infancia son tan pocas, que no permiten encontrar un sentido de entendimiento, es por este motivo que las verdades no son tan directas, hay que rodearlas, para comprenderlas, hay que analizarlas, procesarlas, masticarlas, hasta que logramos encontrar el sentido de lo que buscamos comprender. Es por esta razón que no podemos dejarnos llevar tan solo por lo que imaginamos, porque podemos estar equivocados en ese prematuro análisis, como todo en la vida todo aquello que pensamos necesita de una comprobación en la realidad.
Cuando te das a la tarea de conocerte a ti mismo, todas aquellas etiquetas que los demás quieran regalarte, ya sean buenas o malas, impactarán en la medida que tu pienses lo mismo que ellos, de ti mismo. No son los demás los que tienen el poder sobre ti, eres tú y lo mucho o poco que te conoces para no perderte en los conceptos que los demás quieran colocarte encima. Es importante tener en claro, que no somos lo que los demás describen de nosotros, somos algo más que conceptos, opiniones y en algunos momentos somos más que acciones. Es indudable que la opinión de los demás influye en cada uno de nosotros, esto no es por casualidad, así es como nos desarrollamos en este mundo. Al nacer estamos a la expectativa de los conceptos que nos regalan nuestros padres, porque no tenemos noción de nada conforme vamos creciendo, eso lleva un camino y un proceso, que es necesario transitar. Pero esto es en la infancia, cuando vamos ganando edad, es necesario irse desatando de esas cadenas; cadenas catalogadas como conceptos y cuestionarnos en nuestra mente, de si somos eso que nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros amigos y hasta los conocidos nos han dicho que somos. Conforme vamos creciendo, podemos ver más allá y decidir si somos eso que nos define en los demás, o somos algo más. Esta decisión es imposible tomarla, sin la información de nosotros mismos, de nuestra historia y de nuestras circunstancias.
Es a través de las experiencias, los retos y los obstáculos que descubrimos quiénes somos, de qué estamos hechos, por qué es ahí, en el punto de crisis, en el punto de quiebre en donde tenemos que sacar fuerzas de donde no hay. En el momento, es agotador, pero con el tiempo, podemos ver hacia atrás y percatarnos que todos aquéllos eventos o personas que nos marcaron, fueron los momentos en donde tuvimos que crecer, madurar y conocernos más a fondo. Es por esta causa que somos un proyecto humano en proceso, no estamos completos ni definidos, nos seguimos moldeando a través de las vivencias, a través de la capacidad de crecimiento y aprendizaje que como seres humanos nos acompaña toda la vida, nos determinamos a nosotros mismos a través de las elecciones que tomamos, pero ni aún esas elecciones son plenamente conocidas por nosotros mismos, porque en muchas oportunidades hay tantas variables o circunstancias que nos harán tambalear o tomar decisiones que nunca habíamos considerado.
Cuando inviertes el tiempo en conocerte a ti mismo, empiezas a lograr poco a poco cierta estabilidad emocional y equilibrio psicológico, es una aspiración que debe trabajarse día a día, con perseverancia, pero sobre todo con tolerancia, con paciencia, y con amor. Es una tarea que se realiza de momento a momento, por medio de la cual nos podremos acercar paulatinamente a nosotros mismos, conocernos cada día más, aceptarnos con aspectos positivos y negativos, y amarnos a pesar de los defectos, las carencias, y los desaciertos que también nos definen como seres humanos. Todo este trabajo interno, es lo que hace que tu visión hacia los demás cambie, cuando comprendes tu propia realidad, tu propia personalidad, te das cuenta que juzgar a los demás es el sinónimo de la pereza mental, es una acción que revela más la calidad de persona que emite el juicio que quién está siendo juzgado. Cuando trabajas en conocerte a ti mismo, te das cuenta que cada uno lidia con circunstancias distintas, y tu tolerancia, respeto y amor, aprendidos a manifestar para aceptarte a ti mismo, lo empiezas naturalmente a brindar a los demás, porque comprendes que cada uno vive en un mundo personal, en una realidad propia en donde batalla con sus propios fantasmas, con sus propias carencias y que está procurando equilibrarse en su propia vida. Conocerse a uno mismo es una decisión personal, conocer las propias cualidades, nos permite desarrollarlas; conocer las propias limitaciones nos ayuda a dar el paso para superarlas y comprendernos a nosotros mismos como seres humanos, con ventajas y limitaciones. Gracias por leerme!
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