La confianza es un tema delicado, para todo ser humano y dentro de toda relación que establezca. La confianza no se gana, no se pierde, simplemente se da y cada uno de nosotros escoge a quién se la proporciona y quién se la niega. Confiar no es una partida de méritos y desconfiar tampoco es un concurso de decepciones. La confianza es un asunto personal cuando la otorgamos a los demás y es un compromiso de vida, cuando la establecemos con alguien más. No porque las personas que amo fallen, significará que borraré todo lo que son, todo lo que han sido y ahora los desconoceré con la desconfianza. Está implícito en nuestra condición humana fallar, es inherente en nuestra naturaleza optar primero por nosotros que por los demás, es por ese motivo que el asunto de la confianza no es cuestión de favorecer o dañar, sino de tomar decisiones complicadas en lugares que solo competen a una persona y nada más.
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