Los recuerdos forman parte de la historia personal de cada persona.
Constituyen el bagaje de experiencias, sentimientos y pensamientos que hemos asimilado.
Cuando un recuerdo no ha sido bien procesado, podemos quedarnos pululando
en el pasado, como fantasmas que respiran historias vividas, sin esperanza y sin cambios.
Quedarse atorado en el ayer, es la forma de expresar cuánto tememos vivir el hoy,
y caminar con paso firme hacia el futuro. Si un recuerdo te ata, no es el recuerdo
el eslabón de tus cadenas, sino el miedo a seguir en tu presente.
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