Cada vez que se abre una nueva experiencia en la vida, depositamos nuestras expectativas, las ilusiones, las incertidumbres y los temores que ese nueva historia nos brindará.
Cada vez que nos aventuramos a realizar nuevas cosas, o aceptamos caminar nuevos tramos, estamos avanzando con los ojos llenitos de mil cosas por lograr.
Cuando una historia se interrumpe y nos deja con una vivencia breve, es cuando, todo ese cúmulo de posibilidades internas que no se realizan, deben buscar colocarse en otro lugar. Todo aquello que planeamos en nuestro interior y nos regalaba energía para avanzar, luego se convierte en un ancla de tristezas inconclusas por lo que pudo ser y no será
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