Vivir es sinónimo de experimentar altas y bajas. La existencia estará siempre colmada de alegrías, fracasos, incertidumbres, logros e incluso momentos de complicada definición. Comprender nuestra condición de seres humanos y su constante aprendizaje, nos regala una necesaria dosis de humildad para abrirnos a diversas enseñanzas. Cuando no aceptamos que la vida es vida y que lo que nos acontece es parte de un proceso natural, es cuando nos entregamos a estados permanentes de angustia, desolación y desesperanza. Cada día resulta entonces, la aventura de crecer para algunos o la tortura de perecer para otros.
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