Muchas personas buscamos evitar peleas, confrontaciones, conflictos o discusiones.
No siempre el evitar es la respuesta adecuada, ya que dejamos sin resolver problemas que
tal vez no pueden ser tan grandes ni severos. Al aprender a equilibrar nuestras respuestas
en la vida y escoger nuestras batallas, podemos resolver eficazmente asuntos prioritarios
y restarle importancia a otros que no tienen trascendencia. Cuando huimos de todo lo que
nos causa molestia, lo único que logramos, es un bienestar a corto plazo, mientras eso
que dejamos de lado sigue creciendo y agravándose hasta lograr alcanzarnos.
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