Si de regalos se trata, los mejores son aquellos que no tienen precio ni valor económico.
La voluntad es uno de los obsequios más maravillosos que podemos brindar o recibir.
Querer estar, querer hacer o incluso querer querer, resultan una de las acciones más
poderosas que cualquier ser humano pueda ejecutar. Así que cuando de regalos hablamos,
cada uno brinda lo que tiene capacidad de brindar, y cada uno recibe y reconoce
lo que tiene posibilidad de identificar.
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