Los tiempos en la dimensión humana, resultan de lo más complejo de comprender. El pasado, el presente y el futuro, son medidas de la mente que pronto dejan de ser. Lo que fue, lo que es y lo que será, se mueve de una forma tan veloz, que si no tenemos claras las prioridades que nos impulsan en la vida, pronto el tiempo nos puede jugar malas partidas.
El pasado se acumula, el futuro se escapa, y el único momento constante resulta el hoy, en donde podemos corregir lo erróneo, plantar lo que anhelamos, o enfocarnos en lo posible y factible para aprovechar la faena diaria. Siempre es hoy, y esa oportunidad puede ser productiva o incluso podemos quejarnos todo el tiempo, avanzando a un imaginario mañana, o retrocediendo a un histórico ayer. Al final de cuentas, los tiempos son lo más complejo en la dimensión humana, y cada uno decide cómo vive, si en el ayer, en el hoy o flotando en el mañana.
El pasado se acumula, el futuro se escapa, y el único momento constante resulta el hoy, en donde podemos corregir lo erróneo, plantar lo que anhelamos, o enfocarnos en lo posible y factible para aprovechar la faena diaria. Siempre es hoy, y esa oportunidad puede ser productiva o incluso podemos quejarnos todo el tiempo, avanzando a un imaginario mañana, o retrocediendo a un histórico ayer. Al final de cuentas, los tiempos son lo más complejo en la dimensión humana, y cada uno decide cómo vive, si en el ayer, en el hoy o flotando en el mañana.
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