martes, 31 de enero de 2017

PEQUEÑOS CRIMENES No.60

Cuando invertimos expectativas sobre los demás, estamos claramente cargándolos de nuestros deseos y anhelos, esa actitud, realizada con la mejor intención, anula la identidad y libertad de las personas involucradas.
Es un tramo peligroso, si yo espero algo de alguien, le quito la posibilidad de ser naturalmente como es,  y cada acción que realice fuera del contexto de mis expectativas, hará que yo me sienta decepcionado o que le desconozca de mi mundo por actuar diferente a lo que me había imaginado, quitándole así la posibilidad de hacer lo que corresponde en su propia vida.
Si alguien no hace en su vida lo que se propone por cumplir las expectativas de los demás, se olvida de sí mismo y complace al entorno, dejándose de lado. Esta forma de comportamiento hace que se desconecte de su vida, sus necesidades y sus propios anhelos, por lo que, puede que viva con un temor constante de no ser lo que los demás ven o esperan, anulándose de raíz y origen. 

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