martes, 11 de agosto de 2015

PSICOLOGIA: DESARROLLAR LA PACIENCIA


“El que espera y no desespera, encuentra lo inesperado”

Cada día nos enfrentamos a rutinas y  actividades diferentes, que pueden provocar enojo, frustración o impotencia.  Hoy día esperamos que las cosas pasen rápido, estén bien hechas y sin ningún obstáculo o problema.  Desgraciadamente, en la realidad, no podemos manejar la vida como quisiéramos, sin embargo podemos aprender a ver las cosas desde otro punto de vista, a través de la paciencia.

La paciencia es el valor que hace a las personas tolerar, comprender  y aprender a lidiar con los problemas, obstáculos y adversidades con fortaleza, sin lamentarse, teniendo control sobre la propia conducta, para proceder de manera adecuada a cada situación.  No se debe confundir la paciencia con pasividad ante una situación problemática, tampoco debe confundirse con  no reaccionar o aguantarse.
La paciencia nos propone aceptar con serenidad el dolor y las pruebas de la vida.  Comprender y aceptar que nada ganamos con la desesperación, y darnos ese tiempo para escuchar, razonar y en su momento actuar o dar nuestro opinión.

Cuando podemos desarrollar la paciencia estamos mostrando un rasgo de madurez.  Las personas que tienen paciencia saben esperar con calma que las cosas sucedan, ya que comprenden con claridad que hay situaciones que no dependen necesariamente de la propia voluntad, o que están fuera de control y a las cuales hay que darle tiempo y espacio.

La paciencia es algo más que esperar, es una expectativa calmada, es una especie de pausa en lo que anhelamos alcanzar. Las cosas buenas les llegan a aquellos que saben esperar.  Aunque la paciencia es amarga, sus frutos son dulces. La paciencia no es aguantarse hasta mas no poder y explotar.  La paciencia es un arte, que nos libera de las cargas emocionales innecesarias para mantener nuestro estado de paz.

La paciencia es una fuerza que surge de nuestra mente, para controlar a todo nuestro cuerpo y hacernos saber que todo llega a su momento.  Todas las cosas más bellas del mundo requieren de paciencia para recubrirse de un halo de entusiasmo e ilusión.  Cualquier meta y cualquier logro que planifiquemos llevará el ingrediente vital llamado paciencia.

Trabajar la paciencia nos permite desarrollar la sabiduría, convertirnos en personas calmadas y seguras de si mismas.  Ser pacientes nos ayudará a contemplar el mundo con mayor entendimiento y sensatez.  Lo contrario a no ser pacientes, es comportarse de manera impulsiva, arrebatada y de forma en que se generan más problemas, dejando escapar diversas oportunidades de aprendizaje personal y de solución eficaz a los mismos.





COMO DESARROLLAMOS PACIENCIA

1.      RESPIRA
Cuando sientas que todo empieza a salirse de control, es cuando debes detenerte un momento y respirar, respirar profundamente.  Esto no es ilógico, porque si respiras profundamente inhalando por tu nariz, sosteniendo el aire unos segundos y exhalando por la boca, en realidad ayudas a calmar tu sistema nervioso, oxigenándolo.  Luego cuando ya sientas más tranquilidad, es posible concentrarse en tratar de ver los lados positivos de la situación.  Respirar siempre es un buen recurso, que nos ayuda a reflexionar, porque le damos una pausa a nuestro diálogo interno.
2.      TIEMPO MUERTO
En estos tiempos se acostumbra a hacer diversas actividades a la vez y no deseamos que se nos escape ningún momento, instante o espacio para que todo salga bien.  En ocasiones es bueno relajarse y apreciar los detalles simples de la vida.  Tomar momentos para planificar, organizarse e inyectar fuerzas pueden colaborar en la propia vida para desarrollar paciencia.
3.      CONSECUENCIAS
    Cuando considere que está perdiendo la paciencia, procure pensar en las consecuencias que le puede acarrear una acción impulsiva e impaciente.  Preguntese a si mismo, ¿Qué pasaría luego de hacer lo que desea?  ¿Afectaría a alguien? ¿Lo que desea hacer en ese instante solucionará la situación?
4.      PRIORIDADES  Y LIMITES
Desconfíe de las prisas.  Reflexione sobre las razones que le hacen actuar de forma impaciente.  Reorganice sus prioridades, pensar sobre las mismas e incluso escribirlas le ayuda a calmarse y enfocarse, para no perder el control personal en un instante.
5.      TOMATE TU TIEMPO
El encontrar tiempo para todo sin dejarse arrastrar por la ansiedad requiere de paciencia y disciplina cotidiana.  Identifique qué es lo que le genera impaciencia, son personas, situaciones, o usted mismo.  Si descubre que está siendo usted mismo quien se genera ansiedad para presionarse, es momento de pensar en dejar ir algunos hábitos que pueden enfermarle.
6.      NO TEMA AL CAMBIO
“Uno propone, pero Dios dispone”
Podemos hacer miles de planes,  pero las cosas no siempre salen como lo deseamos. La vida gira y da vueltas por si misma.  Es vital ser realista con las propias expectativas y comprender a los demás y a nosotros mismos.  La práctica hace al maestro.  Desarrollar paciencia implica dejar atrás malos hábitos que hemos aprendido, asi que como cualquier aprendizaje requiere de constancia y cultivo constante.

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