domingo, 27 de septiembre de 2015

PSICOLOGIA: EMPEZAR DE NUEVO


La vida está llena de inicios y finales, que representan un cúmulo de ciclos que se traslapan constantemente.  Volver a empezar representa el momento en el que nos damos cuenta que una circunstancia ha terminado y no puede proseguir más, por lo que debemos buscar otro camino u otra forma de vivir la vida.   Es un espacio que puede llenarnos de miedos e incertidumbre, por no saber qué ruta o rumbo tomar.    Empezar de nuevo  nos plantea el reto de ver claramente qué ocurrió y tomar la decisión de hacer cambios que tal vez no deseamos, pero que son necesarios para mejorar como personas.

Cuando caes al fondo solo te queda un camino y ese es resurgir, requerirá de trabajo, esfuerzo, esperanza y optimismo, pero ese nuevo proceso también te permitirá ir trabajando en la confianza que tienes por ti mismo, en tu fuerza, en tu fortaleza y la perseverancia personal para alcanzar nuevas metas.

Analiza la situación que te hace  empezar de nuevo. Puedes descubrir que una perdida siempre encierra una ganancia y encontrar que en lugar de tener un obstáculo, tienes la posibilidad de generar una nueva oportunidad.  Empezar de nuevo nos permite aprender de nuestros errores y hacer de mejor forma aquello que en algún momento falló.



Adopta un enfoque positivo,  es una buena herramienta antes de tomar cualquier decisión sobre los nuevos pasos a dar.  La negatividad,   que es algo natural en los momentos que algo ha finalizado o se ha detenido, tiende a lastimar y evitar que veamos claramente todas las opciones disponibles en la vida.    

Encuentra un propósito para empezar de nuevo.  No te distraigas lamentándote por lo que ya perdiste, pues eso robará tu tiempo y tu energía.  Enfócate en algo que te apasione y que disfrutes hacer para fortalecer tu estado de  ánimo.  Un por qué hacer las cosas nos imprime de mucha energía y de ganas de vivir que pueden haberse dormido.

Acepta que es necesario pasar por un proceso de duelo, perder algo que no esperabas genera dolor en la vida, no importa que tan fuerte creas ser.   No huyas del dolor, de la perdida o del vacío, la mejor forma de sanar más rápidamente es admitiendo que  eso que perdiste ya no está más y necesitas reorganizar tu vida, tus sentimientos y tus actividades.

Procura buscar nuevas cosas que hacer que te llenen de alegría y que te hagan sentir bien contigo mismo.  Es momento de encontrar soluciones en tu vida y escoger nuevos caminos.  Tendrás que considerar planificar de nueva forma tu vida, estar abierto a nuevas experiencias e intentar relacionarte con nuevas personas.


No dejes para mañana lo que puedes hacer ahora, igualmente lo tendrás que hacer.  No permitas que la pereza, la apatía o la indiferencia te venzan en tu  nuevo empezar.  Procura rodearte de personas que te quieran y te apoyen para no dejarte caer en el desánimo.

Proponte cada día un nuevo objetivo, no un objetivo muy grande, sino pequeños logros para  reafirmar la propia motivación. El reto ahora es vencer el propio desánimo y la desesperación.  Cumplir pequeños objetivos te permite arriesgarte a soñar con proyectos más grandes, lo cual te motivará a formularlos como metas que ocuparán tu tiempo, que alimentarán tu ganas de alcanzar metas y fortalecerán tu imagen ante ti mismo.

Empezar de nuevo puede ser un regalo, puede ser ese momento de enfrentar el reto de iniciar una nueva vida, una nueva carrera o incluso la mejor excusa para empezar a perseguir los propios sueños.    En estas circunstancias  la soledad es una buena compañía, porque nos impulsa a crecer  y a madurar a partir de las duras experiencias que hemos tenido que afrontar.











miércoles, 16 de septiembre de 2015

PSICOLOGIA: SOMOS HISTORIAS




Como seres humanos estamos dotados para remontarnos al futuro, podemos vivir en el presente y tenemos la capacidad de acceder al pasado, recordando la propia historia para construir o reconstruir.  En cada momento, en cada instante hacemos historia a partir de nuestras vivencias.  Dejamos huellas en el pasado, estamos elaborando constantemente en el presente y nos proyectamos hacia un futuro, todo con el afán de marcar referentes de nuestra existencia, de nuestro paso por la vida.   Así va girando la historia, que se convierte en una especie de rueda, un círculo vicioso.
Hacer historia es hacer de nuestra existencia un proyecto de vida, trazando la propia misión, plasmando objetivos a los que nos comprometemos, y persiguiendo día con día las metas que anhelamos alcanzar a las cuales nos acercaremos cada vez más como resultado de nuestro empeño y esfuerzo.  No existe historia sin visión, no se puede establecer un proyecto sin historia y no podemos aspirar a la libertad sin historia ni visión.
Si no existe visión en la vida, sufrimos de ceguera voluntaria y selectiva, no sabemos de dónde venimos, tampoco sabemos a donde nos dirigimos.  Quien sabe de dónde viene, conoce su historia, se interesa por su procedencia y descubre quién es.  Este conocimiento permite que nos enfoquemos, que tengamos la libertad de tomar decisiones sobre qué queremos, hacia dónde queremos dirigirnos, y cómo establecer la ruta para dirigir el barco de la propia vida.  
Sabio Sócrates al expresarnos desde la Antigua Grecia "Habla para que yo te vea"
Retomemos entonces el sabio consejo, hablate a ti mismo, para verte a ti mismo, para conocerte, y para tener la libertad de elegir quién quieres ser, y no en quién te has convertido como resultado de tus circunstancias.

martes, 15 de septiembre de 2015

PSICOLOGIA: DEJAR IR, UN APRENDIZAJE NECESARIO


Cuando algo en la vida llega a su final lo mejor es aprender a separarse y dejarlo ir.  Todo lo que empieza en algún momento termina, es ley de vida que nada dura para siempre, ni siquiera nosotros mismos, todo es temporal.   Es importante aprender a dejar ir todo aquello que también hace daño, que no aporta o que nos estanca en la vida.   En muchas oportunidades es más saludable pasar la página sin detenerse a pensarlo como un fracaso, sino como algo que ya expiró en su capacidad de aportarnos algo positivo.
Dejar ir algo que nos gusta o a lo que estamos habituados no es fácil, porque representa un cambio en la vida, significa que algo pasó que no pudimos prever, controlar o resolver.   Estas circunstancias de cambio repentino pueden generarnos confusión y una serie de sentimientos de rabia, frustración e impotencia por no poder obtener lo que aspirábamos, por no ser quienes habíamos programado, por no vivir aquello que tanto estábamos esperando o incluso por no tener la oportunidad de quedarnos en ese lugar, con esa persona o en esa vivencia que nos parece efímera, injusta o inadecuada.    Si nos ponemos a pensar lentamente, la lista de cosas, sentimientos, vivencias o personas que debemos dejar ir puede ser bastante larga.

Como seres humanos no estamos acostumbrados a los cambios muy rápidos, nos cuesta comprenderlo, aceptarlo y procesarlo en nuestra mente.  Es por ese motivo que en algunas circunstancias nos aferramos al pasado, o nos resignamos sin darle un sentido a aquello que nos ha ocurrido, lo cual nos hace conservar sentimientos negativos  que se asocian a la situación, a la persona o a la experiencia vivida.   Estos sentimientos resultan corrosivos  para nosotros mismos y se genera un gran obstáculo para el propio crecimiento y desarrollo personal, para relacionarnos con los demás e incluso nos privamos de vivir y experimentar cada momento en el presente de una forma más libre y plena.


¿QUE PUEDE DAÑARTE Y ES NECESARIO DEJAR IR?
1. Lo pasado
2. Personas que te quieren cambiar
3. Amistades Tóxicas
4. Relaciones a la fuerza





¿CÓMO APRENDER A DEJAR IR LO QUE TE DAÑA?

1. Reflexiona en lo que pasó
Para comprender qué es lo que pasa en tu vida es necesario reflexionarlo día a día y tomar decisiones conscientes de qué quieres para ti y qué no estás dispuesto a permitir.  El cambio no es un enemigo, es un aviso de que los aprendizajes que necesitabas están logrados y es necesario retomar el rumbo de la propia vida.  Estamos decidiendo constantemente qué nos gusta, que no nos gusta, a qué aspiramos y cuáles son los límites que debemos reafirmar con nosotros mismos y los demás.   Reflexionar sobre la propia vida es una tarea personal que nos permitirá tomar el timón de nuestro destino y dirigirnos hacia donde hemos planificado llegar, sin quedarnos perdidos, estancados o lo que es peor, intoxicados por sentimientos negativos que revelan nuestra falta de conexión con nosotros mismos.

2. Concilia cuánto te aporta y cuánto te quita
Como todo en la vida es necesario realizar un balance de aspectos positivos y negativos que te deja una relación, una persona o incluso una experiencia,  para poder tomar la decisión si persistir en ello o simplemente aprender a dejarlo ir.  ¿Cuánto te contribuye? ¿Te genera bienestar y alegría? ¿Afecta tu relación con los demás?  ¿Es un obstáculo para tu desarrollo personal?  

3. Reconsidera tus opciones
La vida no es tan radical, siempre hay opciones que considerar.  Lo que no ocurre, no sigue o se derrumba no es algo con lo que no puedas vivir, tal vez es algo que no quieras dejar ir, pero si su tiempo caducó, es necesario contemplar qué opciones tienes para cambiar tu rumbo, tu ritmo y tu espacio. No podemos controlar, prever o remendar todo en la vida, pero si puedes decidir como sentirte al respecto.  Tu tienes la capacidad de determinar cuánto, cómo y en qué te afecta lo que estás viviendo, y a la larga esto te permite tomar decisiones de qué hacer al respecto.

4. Asume tus consecuencias
Asumir las consecuencias no se trata de cargar con culpas y colocarnos en el papel de víctimas.  Asumir las consecuencias implica en buscar la participación que tuvimos en lo que nos está pasando.   ¿Hicimos algo para estar en esa situación?  ¿Provocamos estos resultados por ignorancia, curiosidad o incluso orgullo?  La idea no es sentirnos los únicos responsables de lo que pasó, sino que encontrar qué papel interpretamos en las cosas que nos pasan.  En muchas oportunidades no actuamos por miedo, ignorancia, incapacidad, o al revés, nos apresuramos siendo egoístas, orgullosos y arrogantes.  Ninguna de las acciones está en juicio de nadie, pero si en analizar si queremos seguir siendo ese tipo de personas, o asumir la propia cuota de responsabilidad sin culpar a los demás.

5. Ocúpate del presente
Deja de preocuparte por el futuro y termina de reprocharte por el pasado, ambas acciones solo te desgastan, desperdician tu energía y no te permiten enfocarte en el presente.  Ocúpate del presente porque es tan efímero y pasa rápidamente, es el único momento de tu existencia en donde puedes hacer algo para darle un significado a tu pasado y diseñar un mejor futuro, día a día, con acciones claras y no con ansiedades inútiles o lamentos inservibles.  Si te reprochas por el pasado, no podrás dejar ir tus experiencias, personas o situaciones negativas, por lo que estarás muy ocupado produciendo sentimientos sobre algo que ya pasó, que no se puede cambiar y que en cada regreso de tu persona se vuelve más difícil.

6. Prepárate para experimentar algo nuevo
La vida está llena de aprendizajes que debemos como seres humanos asimilar, es un proceso natural que nos garantiza el crecimiento y desarrollo personal.   Cuando te llenas de miedos por las experiencias del pasado, o te desbordas de ansiedades por la incertidumbre del futuro, cerramos las puertas  a seguir viviendo, aprendiendo y ampliando nuestras experiencias, visiones y pensamientos.  A mayor capacidad de experimentar nuevas vivencias, podemos ir cambiando y ampliando nuestras creencias, la forma en que apreciamos la vida.  Nos permite salir de pensamientos, sentimientos y conductas rígidas.  








miércoles, 9 de septiembre de 2015

PSICOLOGIA: EL PAPEL DE PAPÁ EN LA FAMILIA


La vida en familia genera una huella decisiva y única en la identidad, personalidad, formación y desempeño de cada persona.  La salud integral de cada ser humano se origina en las experiencias y los vínculos de amor que establecen desde su hogar, y así podemos ver la funcionalidad o productividad de la vida de cada uno.

La palabra “Padre” proviene del latin Pater o Patris, cuyo significado es Protector, Defensor o Guardián.  Un padre de familia, nace al momento de nacer su primer hijo, pero no se convierte en padre por el nacimiento de su descendencia, sino por el importante, silencioso y oculto papel que cumple a nivel familiar.   La protagonista visible en la vida de los hijos siempre será la madre, así ha sido designado por la naturaleza, es su presencia la que garantiza la sobrevivencia de los hijos, sin embargo, conforme los hijos van creciendo, necesitan alejarse de mamá y conocer al otro protagonista invisible, que con su presencia y apoyo les permite tener una mamá.   
El padre, representa el complemento ideal para la madre, como apoyo para que ella se sienta fortalecida, también representa el uso de la razón cuando la madre se ve desbordada de emoción y a su vez, es la persona que nos hace como hijos conocer al mundo exterior y las reglas del mismo, debido a que es el lugar en donde ha tenido que desempeñarse en mayor medida para sostener  y garantizar la estabilidad de su familia.


La presencia del padre en la familia es imprescindible, porque es la base de seguridad que tanto la madre como los hijos pueden poseer para que la familia crezca, se desarrolle y evolucione.   Un padre de familia entonces, se convierte en papá justo al momento en el que su hijo llega a buscarle para desarrollar aspectos fundamentales de su personalidad, como la autonomía, el conocimiento de los límites, el uso de la razón y la capacidad de trabajo o producción.   El rol del papá dentro de la familia entonces está más atribuido a proporcionar el aprendizaje de orden, justicia, los límites, los valores morales, es decir, aspectos más de razón, que de afecto.   El papá es un protector que se orienta más a que la familia constituida por la madre y su hijo, funcionen y sientan la seguridad dentro del círculo familiar y frente al mundo externo.   Dentro de la familia entonces, el papá ocupa el lugar de la autoridad, de la firmeza, la decisión y la seguridad.

Todos como hijos necesitamos de un papá, porque desde la infancia nos forma en el proceso de crecimiento y nos genera una idea de lo que es un hombre y el tipo de relación que ha establecido con su propio padre, así como también nos permite comprender lo que es apropiado y esperado por la sociedad, en la actuación de un hombre, de una pareja, de un padre y de un hijo.  El papá nos ayuda a estructurar nuestra personalidad, a desarrollar nuestros pensamientos, juicios y criterios ante la vida y ante el mundo.   

La presencia del papá en la familia, es de vital importancia, aunque en muchas ocasiones no sea visto ni reconocido, por ser un rol silencioso.  El padre como proveedor, guardián, protector y guía, se mantiene en muchas ocasiones fuera del círculo familiar para poder brindar la seguridad económica del hogar, eso hace pensar que el papá no desempeña un rol activo en la vida de los hijos, cuando en realidad, es gracias a él, a su sacrificio cotidiano y su compromiso con la familia, que la vida familiar es factible y funcional.



Un papá es esencia en la vida de cada hijo, un referente de la responsabilidad, de los límites, del desarrollo de la moralidad y de la buena actuación dentro de la sociedad.  Un papá es un héroe constante en la vida de los hijos y un apoyo de fortaleza en la vida de la madre.


Si tienes vivo a tu papá celebra su aporte a tu vida, si tu papá  ha partido de la vida terrenal, reconoce en ti esos aspectos que ha forjado en tu personalidad, y si no tuviste la dicha de contar con un padre, busca quién o quienes cubrieron esa función en tu vida generándote esos sentimientos de razón y seguridad.  Lo maravilloso de los seres humanos, es que nos adaptamos en la diversidad.

lunes, 7 de septiembre de 2015

PSICOLOGIA: EL SIGNIFICADO DE UN BESO


Las consecuencias que un beso puede llegar a desatar, son impactantes, cuando analizamos todo lo que ocurre dentro y fuera de nuestro cuerpo al momento del contacto. 
La palabra beso proviene del latín Basium  –acción de besar-  tocar algunas cosas con los labios contrayéndolos y dilatándolos suavemente, y se utiliza para manifestar amor, amistad o reverencia
El beso es la forma más clara de expresar cariño, sentimientos, emociones y pasiones. La boca es la parte más flexible del cuerpo, y un beso apasionado activa 34 músculos,  mientras que un beso en la mejilla solo activa 12 músculos faciales.    Somos la única especie dentro del reino animal,  que tiene los labios plegados hacia afuera mostrando un color diferente al resto de la piel, eso genera que los labios se vuelvan un punto focal e inviten a ser besados.   La piel de los labios es muy sensible, ya que es el área con la epidermis más delgada de todo el cuerpo y en donde se arman una gran cantidad de neuronas sensoriales,  por este motivo la sensación es intensa.

Besar es un acto que se aprende en la infancia.  Aprendemos a besar cuando de bebes succionamos el alimento y eso responde a un reflejo instintivo que todos poseemos de sobrevivencia.     Este reflejo de succión nos tranquiliza y nos hace sentir seguros al ingerir el alimento.  El psicoanalista Sigmund Freud, consideraba que la forma en que se alimentan los bebes lactando era el antecedente directo de los besos, ya que al succionar la leche se utilizan los mismos músculos y movimientos que para besar.    El beso entonces no solo representa vida, sino también amor, seguridad, protección y contiene diversos significados que vamos construyendo al momento  que lactamos en la época de la infancia.

Besar también reporta beneficios para la salud mental y corporal.  Un beso tiene como consecuencia la liberación de adrenalina.  Provoca una auténtica conmoción química en el organismo.   El efecto es tan abrumador que según algunos biólogos podría compararse a una sobredosis de anfetaminas.   Durante un beso de alta intensidad se aumentan los niveles de dopamina (sustancia asociada con la sensación de bienestar) y de testosterona (hormona asociada al deseo sexual), y las glándulas adrenales segregan adrenalina y noradrenalina que aumentan la presión arterial y la frecuencia cardiaca.   Hace que el pulso se acelere de 70 a 140 pulsaciones por minuto, lo que activa la circulación de nuestro organismo.   Diversos estudios aseguran que los procesos internos que se activan al dar un beso previenen la formación de hormonas responsables de la presión alta,  el colesterol alto y el insomnio, entre otros.  De este modo, podría existir una relación entre los besos y una disminución en el riesgo de sufrir de presión alta.  Estimula a su vez la saliva, la cual elimina partículas de comida de los dientes y también hace disminuir el nivel ácido que causa las caries.




Besar y ser besados produce una sensación de bienestar.  El cerebro contiene una enorme cantidad de receptores dedicados a percibir las sensaciones provenientes de los labios.  Así, al besar a otra persona se estimula una parte  del cerebro que libera oxitócina, conocida como la hormona del vínculo emocional y la cual aumenta después de un beso, provocando un efecto tranquilizador en el cuerpo.  Los besos apasionados provocan que el cerebro libere hacia el torrente sanguíneo endorfinas, que actúan como una droga natural e inofensiva producida por el propio organismo al producir una sensación placentera que ayuda a liberar tensiones, reducir el nivel de estrés e incluso la depresión.
La nariz también participa a la hora de besar.  Antes y después de un beso no solo se intercambian miradas sino también olores.  El olfato puede tener un papel significativo en la biología reproductiva  humana.    Es decir, antropológicamente las mujeres pueden detectar la compatibilidad genética de un hombre y los hombres descubrir la fertilidad de una mujer.

Un beso también influye en nuestras relaciones interpersonales.  El beso es una señal de confianza, debido al nivel de cercanía que se alcanza al permitir derribar las barreras  del espacio personal de cada uno.  Es un rito que se establece como señal de intimidad entre las parejas.  Si este rito no se mantiene o dejan de besarse, también se pierde la conexión  y contacto con la pareja.  
No solo los besos románticos ayudan a construir y fortalecer una relación.   Los besos que una madre da a su hijo recién nacido, también influirán en la formación de la personalidad del niño.  Niños besados en la infancia, y rodeados de un entorno afectuoso, desarrollarán mejores habilidades sociales de adultos.

Besar entonces, es una característica y condición humana, todos necesitamos besar y ser besados, no solo de forma romántica, pasional  sino también cariñosamente, para así fortalecer los vínculos que tenemos con los demás.