martes, 28 de julio de 2015

PSICOLOGÍA: SOY ESPEJO Y ME REFLEJO

Todos somos espejos, los unos de los otros!

Los seres humanos somos sociales por excelencia, desde tiempos ancestrales hemos vivido en todo tipo de sociedades, desde las más primitivas hasta las más evolucionadas, lo que nos lleva a reflexionar claramente que necesitamos estar en contacto con los demás.  Las relaciones que sostenemos con otros seres humanos son fundamentales para establecer vínculos y reforzar nuestro sentido de seguridad y pertenencia en determinados grupos en los cuales desde que nacemos estamos inmersos.   Sin embargo, cada vez que entramos en contacto con otros seres humanos, todo tipo de relaciones se derivan de esa interacción, desde atracción  admiración  repulsión  peleas, en fin, cualquier tipo de vinculación que sea extrema y demandante, nos está comunicando algo importante.   El contacto con los demás tiene a su vez funciones que son emocionales, porque nos permite al momento de interactuar con otra persona mirar nuestro mundo interno.  

Cada uno de nosotros es un espejo y se refleja en los demás.  Y cada uno de los otros es un espejo y se refleja en nosotros.  Sin el reflejo que vemos en los demás, no podríamos encontrar claridad en el efecto que provocamos en el entorno en el que habitamos.   Cada vez que reaccionamos emocionalmente de forma extrema con alguien, es una alarma, es una señal de oportunidad para ponernos a la búsqueda en nuestro interior y descubrir por que determinada actitud, comportamiento, evento o persona nos hace reaccionar de forma no usual para nosotros, o incluso de forma extrema. 

Cada persona es un mundo, es compleja, pero por más que deseemos nunca la podremos conocer en su totalidad, ni nosotros mismos podremos conocernos en nuestra totalidad, siempre hay reacciones, comportamientos y actitudes que quedan en el vacío de nuestro conocimiento y sobre todo de nuestra voluntad.  Por lo tanto, cuando podemos reflejarnos en los demás  tenemos la maravillosa oportunidad de descubrir estos puntos ciegos.   Sin embargo, al ser seres humanos libres, tenemos el libre albedrío de escoger que camino tomar, hacer un trabajo interno de descubrimiento personal, o hacer un trabajo externo de Guerra y destrucción.   A lo que me refiero con esto es que si decido hacer un trabajo externo, agredo a la persona con la que me he reflejado, la critico, la juzgo, la quiero controlar y dominar para que ya no me refleje más aquello que no quiero ver.   Si decido trabajar internamente, entonces asumo mis emociones y esta Guerra me la declaro yo internamente, para descubrir por qué la persona, la actitud, o el comportamiento me ha movido de un lugar estable y me ha hecho reaccionar de una forma diferente.  Esta acción me hace tomar una actitud de RECONOCIMIENTO PERSONAL y entonces el espejo, o es decir, la otra persona, deja de ser una amenaza.   Esto nos conduce a que nuestra visión del mundo se amplíe  comprendamos, toleremos, conozcamos y aceptemos mas a fondo a los demás, sin intentar cambiarlos, dominarlos, juzgarlos, agredirlos o incluso destruirlos.

Tomar el camino del reconocimiento personal no es fácil, pero me pregunto yo, qué  es fácil en esta vida?  
Si te decides a crecer, hacerte responsable de ti mismo, de tu vida, de tus emociones, solo necesitas empezar hoy y seguir cada día  paso a paso, hasta encontrar la tranquilidad de permitirles a los demás ser como ellos quieran sin que eso represente un malestar, una amenaza o una agresión para ti.



Cómo podemos empezar?

Lo primordial es entrar en contacto contigo mismo, cuando sientas que alguien o algo te desbalancea:

1.  Piensa e investiga en ti mismo, qué estás sintiendo con determinada persona y por qué?
2.  A quién te recuerda esa persona?
3.  Qué te recuerda el comportamiento de esa persona?
4.  Que de lo propio hay en el comportamiento de esa persona?
5. Estoy intentando honestamente ver más allá de lo que me molesta o atrae a esa persona?
6.   Le estoy viendo como a un verdadero ser humano?

Si nos detenemos un momento a reflexionar con sinceridad, también podríamos preguntarnos

1.      Qué  puedo aprender de esta experiencia?
2.      Qué  puedo aprender de esta persona?
Si lo intentamos, todas nuestras relaciones serían más gratificantes, llenas de respeto, comprensión, pero sobre todo de auténtico amor.

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