El amor nos hace girar en cambios inesperados. Lo reconocemos cuando genera una energía interior, que nos hace florecer, que puede abrirnos espacios que antes no habíamos considerado, o que después de un buen tiempo habíamos clausurado de nuestra existencia. El matiz de la vida de repente se intensifica, soñar, vivir, sentir, besar, pensar, añorar, y amar, ya no son simples conceptos descriptivos, son sensaciones que se convierten en pequeñas llamas de energía, motivación, e inspiración que se formulan como fuentes inagotables de vida. Mundos especiales y alternos parecen abrirse ante nosotros, llenos de vibración, de color y de ilusión. Así de poderosa es la sensación del amor cuando llega, asi de nutritiva su energía. El amor no se ciñe exclusivamente a la expresión en pareja, el amor también se deposita y se enfoca en todas las relaciones de la vida, las familiares, las amistades, los desconocidos e incluso con uno mismo. El amor también se coloca en todo lo que hacemos a lo largo de la propia existencia, el trabajo, los pensamientos, los sentimientos y hasta la propia conducta. Si de invasiones hablamos, permitamos entonces que el sentimiento del amor nos invada, para contagiarnos de mejores estados anímicos en el día a día
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