El contacto físico es vital para la existencia humana.
Desde que nacemos y somos bebes, necesitamos de alimento, cuidado y seguridad
para desarrollarnos y crecer. Sin embargo, el alimento más importante que un
infante puede recibir para sobrevivir es el contacto físico, ese sostenimiento
en donde al niño se le transmite un universo de emociones y reconocimiento sobre
si mismo, el mundo y el amor. Abrazar no es una simple práctica afectuosa, familiar
o social, es una expresión netamente humana de cariño y seguridad. En un abrazo
podemos incluso ayudar biológicamente al cuerpo, para soltar estrés, para liberar
hormonas de bienestar y sentir cuán importantes y valiosos son los demás para
nosotros y nosotros para los demás. Jamás subestimes el poder de un abrazo,
impacta positivamente al cuerpo, las emociones, los pensamientos y hasta
el espíritu. Al final de cuentas, si algo se nos desliza por todos lados,
es que somos muy humanos.
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