Los sentimientos resultan un mundo complicado para cada persona. Reconocerlos, expresarlos y recibirlos de los demás no es una tarea fácil. El aprender a reconocernos en la expresión emocional es una forma de conocer las huellas que de nuestra vida han quedado, ya que abrir las fronteras de la autoprotección para que las personas que amamos entren o salgan, solo se dá, cuando confiamos en el amor que damos y recibimos. Ciertamente, la cercanía afectiva solo está reservada para aquellas personas que escogemos como protagonistas de nuestra vida, y con los demás, compartimos en las barandas
del cariño y la fraternidad.
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