Vaya usted a saber cuánto le ofendo con solo mi presencia, usted se descompone y ni siquiera me conoce, y sé que no le he hecho nada, nada que usted no haya iniciado, correspondido o incluso acotado.
Vaya usted a saber cuánto le ofendo, que con solo la mención de mi nombre se le desata una tormenta por dentro, que arrasa sus espacios seguros y le hunde en ahogos y desechos.
Vaya usted a saber que tan profundo le ofendo, que estoy más lejos que el mar y aún así soy la protagonista de sus más dedicados improperios.
Vaya usted a saber cuánto le lastimo por dentro, que a pesar de representar una franca cordialidad cuando nos vemos, aún me aclara con muecas y expresiones directas el desagrado que le genero.
Vaya usted a saber que tan agudo y crónico ha sido el dolor que le genero, que aún repica en mi mente las únicas palabras que me regaló en la infancia...
"No me vuelvas a decir mamá, que el día que tenga una hija como tú, mejor me muero"
Vaya usted a saber, de donde ha surgido todo lo que la ofendo.
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