sábado, 30 de agosto de 2014

DEL SENDERO HACIA EL JARDIN Día: 2


LOS SECRETOS NOS MATAN LENTAMENTE


¿Sabes a dónde van las palabras que no se dijeron? 
¿A dónde va lo que quieres hacer y no haces? 
¿A dónde va lo que no te permites sentir?

Muchas veces nos gustaría que lo que no expresamos quede en el olvido, pero lo que no se expresa se queda acumulado en el cuerpo, nos llena el alma y el espíritu de gritos mudos.  Lo que no nos damos la oportunidad de decir o expresar se transforma en insomnio, en dolor de garganta, en nostalgia, en destiempo, en deudas, en tareas pendientes.  Las palabras y los sentimientos que nos tragamos se transforman en insatisfacción, en tristeza y en frustración. Lo que mantenemos en secreto afecta nuestra percepción y comportamiento, pudiéndose convertir en verdaderas cargas. 

Dejar en silencio algo que queremos expresar, nos empieza a torturar internamente.  Se nos pueden presentar trastornos digestivos, dolores de cabeza o sensaciones de angustias que de alguna manera podemos relacionar con los secretos que se guardan.  Y las cosas se complican todavía más por el hecho de que ciertos secretos actúan sin que nos demos cuenta, nos pueden generar sufrimientos físicos o psicológicos sin saber de su procedencia.

Algunos secretos que son temas asesinos de nuestra paz mental son el amor prohibido, la curiosidad indebida, los actos desesperados, los actos forzados,  el amor no correspondido, el rechazo, la  cólera, los sueños y metas de vida censurados, los estilos de vida no aceptados, y los maltratos.

El quedarnos con palabras o sentimientos secretos produce efectos en cada uno de nosotros.   Lo callado se convierte en una molestia y en un impedimento, que construye alrededor de nosotros una cárcel que nos aprisiona.  

Un secreto o lo que no se expresa es como una gota de agua constante en la piedra, que rompe la piedra no por su fuerza sino por su constancia.  Lo que no se dice y  se queda en el interior nos carcome, nos hace heridas que poco a poco van venciendo la propia paz mental con la que contamos.

Lo que no se ha dicho, debe contarse, debe expresarse… antes de que nos carcoma por dentro.  Debe transformarse en algo al salir de nuestro interior.  No es cuestión de correr a contar, reclamar, vengar, o ajusticiar a los demás.  Es una confesión que nos hacemos a nosotros mismos a través de alguien de confianza, o a través de algo que decidamos hacer para salir de la burbuja del secreto.

Cuando nos guardamos algo, se corresponde a que sentimos que los demás no podrán aceptarlo.  También tiene que ver con que estamos viviendo una doble vida, somos alguien internamente y somos lo que se espera de nosotros externamente.   El conflicto del secreto, es que estamos inmersos en la dicotomía de lo que somos versus lo que se espera de nosotros. Por tanto, es necesario transformarnos, volvernos más auténticos con nosotros mismos, aceptarnos como somos, aunque nos de temor, aunque no correspondamos a las etiquetas que la misma sociedad espera que cumplamos.

Lo que no decimos siempre encontrará una salida, si no es con palabras será a través de enfermedades, de tristezas intermitentes que no tienen explicación, de misteriosos arrebatos de cólera y enojo, de reacciones súbitas de llanto, tristeza o rechazo hacia películas, canciones  o incluso anuncios.


La cualidad de los seres humanos radica en su creatividad, por lo tanto hay formas de transformar lo que debemos decir, sin perjudicar a los demás, pero sobre todo sin perjudicarnos a nosotros mismos.  Gracias por leerme!

martes, 26 de agosto de 2014

DEL SENDERO HACIA EL JARDIN Día: 1





Hoy es un nuevo día y a cada momento descubro lo importante que es diferenciar la necesidad de la realidad. Comprendo que como seres humanos necesitamos muchas cosas, sobre todo de la compañía de las personas que apreciamos y que son significativas en nuestra vida, pero también es de vital importancia aprender a estar consigo mismo. Cuando la necesidad de compañía se instala como premisa, el egoísmo y la ansiedad a la soledad tienden a convertirse en un fantasma que nos agobia, que nos llena de miedos y que procura inmediatamente hacernos sentir desvalidos y vulnerables ante nosotros mismos, y demandantes, egoístas y acaparadores ante las personas que más amamos.


 El temor a la soledad no se activa únicamente al encontrarnos físicamente solos, también puede detonarse estando rodeado de muchas personas con las que no nos es posible comunicarnos o con quienes no sentimos ninguna conexión.  Esta, según mi experiencia personal, es la peor de las soledades que pueden azotarnos, se tiende a generar una sensación de atrapamiento en el vacío, un lugar inexistente que suele transitar con nosotros mismos a lo largo de la vida, y es un sentimiento altamente incómodo sin explicación, sin razón, pero emocionalmente real y abrumador.  Al experimentar estas sensaciones tiendo a molestarme, es mi forma de reaccionar ante la incertidumbre y lo desconocido, sobre todo en estos vacíos que ya me son tan familiares, que no sorprenden, pero a los que no termino de acostumbrarme, y para ser honesta prefiero no hacerlo.  Es como una extraña enfermedad que es necesario darle una solución, es como un viejo y conocido problema al que hay que atacar de frente, verlo a los ojos, cuestionarle sus motivos y darle un cierre.  En muchos sentidos, como persona, me niego a seguir relacionándome con estas sensaciones de vacío que no se llenan ni con la compañía física de las personas que amo, ni con la capacidad de mantenerme aislada conmigo misma.
En cierta forma será importante revisar la historia de mi vida, para encontrar en que momento un espacio emocional quedó vacío, quedó sin resolver, quedó anudado como un tumor que no tiene explicación, y que se detona en algunos momentos recordándome estas carencias emocionales que para mi crecimiento personal es importante actualizar.  
Justo ahí descubro el tinte de la necesidad, pero esta necesidad no es hacia los demás, es hacia la comprensión de mi misma, hacia la investigación de mi historia personal.  Necesito comprender lo inconcluso que me detonan estos espacios vacíos de compañía.  No es en sí la necesidad de la compañía, sino de la comprensión de esta soledad interna.  Este es el motivo por el cual, no importa cuanta gente pueda estar a mi alrededor, nadie será capaz de llenar esos espacios vacíos, porque son internos, porque pertenecen a un pasado, y porque por momentos en el exterior puedo aliviarlos, pero no cortarlos de raíz.  En muchos sentidos, cuando decidimos explorar lo que sentimos, hay decisiones importantes que tomar, si lo trabajamos en la vida real, buscando la compañía que creemos nos hace falta, o si nos enfilamos hacia el sendero interior para investigar el por qué nos sentimos así y darle una verdadera solución que nos procure autonomía personal.  No soy nadie para recomendar cual camino es mejor, habrán personas que preferirán llenarse de personas a su alrededor y así mitigar esos sentimientos de soledad, si les funciona, bien por ellos, es su derecho, es su elección.  Existimos otros que al haber recurrido a esas alternativas, no nos satisface la compañía externa, y preferimos encaminarnos al autodescubrimiento.  Como todo en la vida es cuestión de elección.  Estoy segura eso si, que cada una de las personas que escojan tal o cual camino tendrán sus razones, sus argumentos y lo funcional que les ha sido el desenlace de su misma decisión.     Situación maravillosa que reafirma la libertad humana, pero sobre todo su indiscutible diversidad.  No existe el único sendero, existen diversos senderos para el gusto y eficacia de cada ser humano único, y ese es un Derecho al que todos podemos optar.



Por hoy, me quedaré con la inquietud de un problema con solución pendiente, seguro me enfocaré en la tarea de la investigación de mi historia para detectar en qué momento quedó un espacio vacío que me atormenta en ocasiones y cual es la función de esas sensaciones de incomodidad que llaman mi atención.   Gracias por leerme!!



DEL SENDERO HACIA EL JARDIN


Desde hace ya un buen tiempo he tenido ganas de empezar a plasmar por escrito muchos de mis pensamientos, vivencias, pero sobre todo experiencias.  Es inevitable, siendo Psicóloga no estar en contacto diariamente con historias humanas que constantemente pueden ayudarnos a identificarnos con la condición humana que todos debemos aprender a desarrollar.

Es todo un proyecto, es toda una vida, es todo un relato, que prefiero aplicar a mi persona durante cada día que camino en este sendero que he escogido gratamente transitar.   He procurado manejarme desde hace varios años, bajo el lema más esencial y característico del ser humano y es basarme en la capacidad de creación.  Es gracias a nuestra natural creatividad, que los seres humanos podemos generar espacios inéditos,  tanto en nuestra vida personal como en nuestra actividad laboral, y a su vez afectar simultáneamente de diversas maneras la vida de los demás.          

Ciertamente no soy una escritora, solo soy un ser humano, una mujer, una hija, una madre, una amiga, una psicóloga, una comunicadora, una aprendiz,  una conocida y una guatemalteca que se reconoce ávida de aprender,  expresar, compartir, experimentar y descubrir  las diversas facetas humanas de mi misma y del mundo en el que habito!  Espero se disfruten tanto como yo de este proyecto...



lunes, 25 de agosto de 2014

Amor Verdadero



Y es por eso que ante los hechos, ante las evidencias, ante lo realizado, no caben dudas! Uno cuando siente que ama, no es necesario decirlo, no es necesario gritarlo, a veces los hechos gritan más fuerte que las palabras! El respeto, la comprensión, la tolerancia, la consideración, no en correspondencia... sino a pesar de cualquier circunstancia, sin perder de vista al SER HUMANO que sigue estando ahi, aún se haya equivocado. 
ESO ES AMOR VERDADERO


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